Siguió el Concierto para flauta nº 1 en sol mayor de Wolfgang Amadeus Mozart con una orquesta mucho más pequeña. La simpática flautista Clara Andrada de la Calle suele tocar en las filas de la orquesta y su buen hacer también se puede escuchar en pasajes solistas. Esa noche causó una gran impresión como solista. El concierto, rico en melodías y a veces muy virtuoso, le ofreció muchas oportunidades para hacerlo. Notas maravillosamente cálidas, una amplia gama dinámica entre el sonido potente y los tonos delicados, el virtuosismo juguetón tan típico de Mozart, líneas melódicas encantadoramente interpretadas y dos sensibles cadencias: todo ello hizo que la audición fuera un placer especial. Sus colegas le proporcionaron un perfecto telón de fondo, tocando con gran sensibilidad y guiados atentamente por el director. Los aplausos, que Clara Andrada de la Calle agradeció con la encantadora «Syrinx» de Claude Debussy, fueron entusiastas y sostenidos.
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